miércoles, 26 de diciembre de 2012

GENIO Y FIGURA…HASTA LA SEPULTURA


GENIO Y FIGURA…HASTA LA SEPULTURA


Solo al emperadorcillo Gustavo Petro, se le pudo ocurrir la muy genial idea de traer de Miami 25 CHATARRAS, sucias, oxidadas,  con restos de basura gringa y plantas nacidas en ellas,  para recoger las de Bogotá. Al tipo le debió quedar el casco ardiendo y echando humo.










Y la no menos genial idea  de usar camiones volteo para el mismo menester.






De un tipo que echa p’alante y p’atrás, y con un hablao prepotente y arrogante más una mazamorra de Marx-Engels-Lenin-Mao-Ho chi min-Fidel en su cabeza ¿qué otra cosa se puede esperar?

No será que tiene el cerebrito… ¿desajustado?

¿Qué tal este veleidoso man de Presidente de Colombia?

Nicolas Adam M.  Barranquilla 24 de diciembre 2012







22 de diciembre 2012

Petro, el autoritario

Por Alfredo Rangel





ALFREDO RANGEL Pues, más en pequeño, nuestro tiranillo distrital nos está demostrando por estos días lo que es capaz de hacer con una ciudad un alcalde con semejantes características personales.

El desastre de la gestión del alcalde Petro en Bogotá es producto de su personalidad y de su radicalismo. En Petro se combinan una personalidad autoritaria y una ideología radical que lo hacen incapaz de manejar con cordura, responsabilidad y eficacia una ciudad moderna como Bogotá. Para satisfacer su ego inventa problemas donde hay soluciones, y deja quietos los verdaderos problemas. El caso es mantener una situación de confrontación permanente que le permita demostrarse a sí mismo y también demostrarles a los demás que es él, y únicamente él, quien manda en la ciudad. Que él siempre está en lo cierto y que el resto vive equivocado… o son mafiosos. 

Durante meses el alcalde estuvo en su salsa, confrontando y amenazando públicamente a las empresas privadas que prestaban el servicio de aseo. Nadie tenía una sola queja de la calidad, ni de las tarifas del servicio. Pero el alcalde las calificaba de mafiosas y paramilitares. Eran la encarnación misma del demonio capitalista, el enemigo que él, como cruzado del interés popular, tendría que derrotar. Era la mejor ocasión para desatar una lucha de clases: el pueblo y los recicladores liderados por su alcalde, de un lado, y los monopolios burgueses y criminales, del otro lado.

Contra todas las probabilidades y los cálculos de los expertos, el alcalde insistía en que tendría listas flotas de centenares de compactadoras importadas que reemplazarían a las empresas el 18 de diciembre. Esas poderosas divisiones movilizadas sólo estaban en su imaginación. Tuvo que salir a contratar a dedo centenares de volquetas y camionetas para suplir el servicio de la manera inhumana e insalubre como se hacía hace 40 años. 





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